Mauter Villas

¿Cuántos días se necesitan para visitar Menorca?

Si estás organizando una escapada a Menorca, seguro que te has preguntado: ¿cuántos días necesito para conocerla bien?

Aunque en tres o cuatro días puedes tachar algunos básicos de la lista, la realidad es que Menorca se disfruta de verdad cuando la vives sin prisas.

Lo ideal: una semana completa. Y aquí te explicamos por qué y cómo aprovechar esos días.

¿Por qué una semana es el tiempo ideal en Menorca?

Si tienes una semana en Menorca, créeme, vas a notar la diferencia.

En siete días puedes recorrer la isla de arriba abajo, descubrir pueblos con mucha historia, bañarte en calas de todos los colores y maravillarte con lo distintos que son los paisajes entre el norte y el sur.

Si solo vas un fin de semana, sí, verás sitios bonitos y te llevarás buenas fotos, pero te quedarás con la sensación de que te has perdido lo mejor, esa parte auténtica que solo se descubre yendo sin prisas.

Las distancias en Menorca no son enormes, pero moverse de verdad entre playas, pueblos y rutas lleva su tiempo. Y lo bueno es que, con una semana, puedes organizarte sin estrés.

Un día te relajas en la playa, otro te apuntas a una excursión en barco, luego te animas con un paseo por algún sendero o te dejas llevar por la curiosidad en un mercadillo o un pueblo con encanto.

Y claro, no hay nada como acabar la tarde sentado en una terraza, viendo cómo cae el sol sobre el mar, sin mirar el reloj y pensando solo en lo bien que se está.

Lo mejor de tener esos días extra es que cada día cuenta, pero ninguna te agobia.

Te da tiempo a improvisar, a descubrir rincones que no salen en los mapas y a vivir Menorca a tu ritmo, como si fueras de allí.

Así sí merece la pena el viaje.

Cómo para organizar tu semana en Menorca

Día 1: Bienvenida a la isla

Nada como aterrizar en Menorca, soltar las maletas y empezar a saborear el ambientazo.

Si tu vuelo llega pronto, te recomendamos darte una vuelta por Mahón, el puerto y el centro histórico.

Pasea sin prisa, siéntate en una terraza y tómate algo al sol, deja que el ritmo de la isla te contagie.

Si eres más de mar que de ciudad, busca una cala cercana, date ese primer baño que llevas soñando desde que compraste el billete y termina el día viendo cómo el sol se esconde en el horizonte.

Y ya que estás, date el gusto de probar algún queso o embutido típico, o incluso una caldereta si te animas.

Día 2: Calas del sur y pueblos preciosos

Hoy toca madrugar un poquito si quieres disfrutar de las calas del sur sin agobios.

Cala Macarella, Macarelleta, Mitjana o Galdana son increíbles, con ese color de agua que parece de mentira.

Si vas en verano, llegar temprano es la clave para aparcar fácil y tener la playa casi para ti.

Cuando el sol apriete, toca ir por Binibeca o Es Mercadal. Son de esos pueblos que parecen de postal, con casitas blancas y calles estrechas.

Y para rematar, busca un restaurante con vistas al mar y date un capricho. No hay mejor forma de acabar el día.

Día 3: Ciutadella y sus alrededores

Ciutadella engancha.

Pasea por el casco antiguo de Ciutadella y visita el mercado. Acércate a la catedral, que impresiona tanto por fuera como por dentro y luego tómate algo en una terraza, al estilo menorquín.

Si te gusta la arquitectura, prepárate para querer fotografiar cada rincón: plazas, palacetes, fachadas antiguas…

Cuando el sol esté en lo alto, aprovecha la tarde para acercarte a alguna cala cercana como Cala Morell o Son Saura.

Y si buscas un plan especial para el atardecer, no lo dudes: visita el Pont d’en Gil. Ver cómo el sol se oculta tras ese arco natural es increíble.

Y si aún te queda tiempo antes de volver, date un capricho en alguna pastelería tradicional del centro.

Los dulces menorquines son un auténtico vicio y el cierre perfecto para un día inolvidable en Ciutadella.

Día 4: El norte y Fornells

El norte de Menorca es otro concepto: más salvaje, menos gente y paisajes que parecen de otro planeta.

Cala Pregonda, Cavallería o Binimel·là son perfectas si te gusta el snorkel o si quieres ver algo distinto.

Por la tarde, date una vuelta por Fornells, el pueblo marinero donde se come de lujo y el ambiente es súper tranquilo.

Aquí te recomendamos que pruebes la famosa caldereta de langosta.

Día 5: Ver Menorca desde el mar

Hoy toca cambiar de perspectiva.

Reserva una excursión en barco y disfruta del mar en calma.

Muchas rutas salen desde Ciutadella o Fornells y suelen tener paradas para bañarse y relajarse.

Por la tarde visita alguno de los faros de la isla, como el de Favàritx o Punta Nati. El atardecer desde aquí es de esos momentos que no se olvidan.

Y si te apetece algo diferente pásate por la Cova d’en Xoroi: tomarte algo en una cueva sobre el acantilado es una experiencia que hay que vivir al menos una vez.

Día 6: Naturaleza y desconexión

Menorca es mucho más que playas.

Dedica un día a su lado más natural: el Parque Natural de s’Albufera des Grau es ideal para hacer senderismo, ver aves y desconectar.

Si te gusta caminar anímate a recorrer un tramo del Camí de Cavalls, el sendero que da la vuelta a la isla y te regala paisajes únicos.

Por la tarde, date una vuelta por Alaior. Es el momento perfecto para llevarte un recuerdo auténtico y apoyar a los artesanos de la isla.

Día 7: Despedida con calma

El último día siempre da un poco de pena, pero también es la excusa perfecta para volver a Mahón, hacer las últimas compras, pasear sin rumbo o visitar la Fortaleza de la Mola.

Si tu vuelo sale tarde aprovecha para darte un último baño o disfrutar de una buena comida antes de decir adiós.

Menorca engancha, así que seguro que te irás pensando en cuándo volver.

¿Y si tienes más días?

Si tienes la suerte de quedarte más tiempo, aprovecha para conocer la costa norte menos transitada en calas como Cala Morell o visitar yacimientos prehistóricos como la Naveta des Tudons o Torre d’en Galmés.

También puedes probar con una etapa del Camí de Cavalls.

Reserva tu villa y vive Menorca a tu ritmo

Si de verdad quieres disfrutar Menorca como se merece, lo mejor es alojarte en una villa donde tú mandas y nadie te pone horarios.

Con Mauter Villas tienes la libertad de organizar tus días como más te apetezca: desayunar tarde, volver de la playa cuando quieras, preparar una cena tranquila en casa o simplemente relajarte en la terraza después de un día increíble.

Así que ya sabes, no te conformes con una escapada exprés porque Menorca es de esos sitios que merece ser vividos poco a poco.

Aquí cada día suma, cada rincón tiene algo especial y cada momento puede convertirse en un recuerdo para toda la vida.

Reserva tu villa en Menorca con Mauter Villas, planifica tu semana a tu aire y vive unas vacaciones que no vas a querer que terminen.

¡Te esperamos!